lunes, 12 de mayo de 2008

MI MAMÁ ME MIMA

En el rollo este de hacerse mayor existen varios momentos cruciales de autorealización y satisfacción comunes en todos los mortales, tales como: afeitarte a diario, levanterte temprano para ir a que te expriman por cuatro duros o ir al médico de urgencias para pedir la píldora del día después. Todos importantes, traumáticos incluso, pero, de todos, solo hay uno incomparable a los demás, el punto de giro irremediable de el guión de la vida: independizarse.
Pues sí, pirulí. Irse del techo familiar, del nido, volar solo...¿solo? ¡Ay, mamay! Con lo que te pagan por currar en la fábrica, hacer proyectos de ingeniería que firmarán con su nombre otros o vender deuvedés en una gran superficie no te llega para mucho (si vives en ciudad algo importante ya ni te digo) y no te queda otra alternativa que compartir piso. Y si irte de casa de una maldita vez es duro y traumático, compartir techo, aliento y lugares comunes puede ser devastador.
Yo lo sé bien. Estoy hasta la bisectriz de mis compis de piso. Y ellos de mí, claro. Porque una cosa son los colegas y otra vivir con un maromo que al que le huelen los pies y los pone encima del sofa (ese cutre y rajado que puso la rácana de la casera) o que no limpia los pelillos rizados que deja tras usar la ducha o que se deja el cenicero lleno de colillas en el suelo o...
Es jodido, sí. Vivir es compartir dijo alguien. Seguro que no compartió piso. Y además de la convivencia hay que sumar esas tareas cotidianas que tan bien se le daban a tu mamá y que te pueden pillar desprevenido. Pero tranquilos, aún en el mundo hay gente comprometida con el prójimo, audaces guerrilleros del samaratismo cuya satisfacción reside en observar a su alrededor y ver un mundo mejor. Amanda Vázquez es una de estas personas.
Aguerrida aragonesa afincada en Madrid. Diseñadora gráfica e ilustradora. Colaga novia de colega. Ha publicado una guía de supervivencia para jóvenes pajarillos que levantan el vuelo hacia nido propio. "Mamá, ¿cómo se pone la olla exprés?" es ya una obra capital de vital importancia, un reflejo generacional, un compendio de dudas resueltas para espabilados, medio-lelos y lerdos auténticos. Tú eliges el nivel.
Riquísimas y fáciles recetas de diversa índole, suculentos cócteles con y sin alcohol, trucos para las tareas domésticas,...todo trufado con deliciosas ilustraciones de la autora y un precio sin competencia, a 6,90€ oigan.
Si aún tienen ustedes dudas, entrevista en El País.

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